Joseph Schooling, de admirador a verdugo de Phelps
El deportista de Singapur se tomó una foto con el norteamericano en los olímpicos del 2008, en el 2016 también, pero en el podio tras ganar el oro.
El nadador de Singapur Joseph Schooling protagonizó la gran sorpresa de los Juegos Olímpicos de Río, tras arrebatar la medalla de oro al estadounidense Michael Phelps en la final de los 100 mariposa.
Un "maracanazo", que dejó momentáneamente en silencio el estadio acuático de Río, que aguardaba el triunfo del norteamericano, que buscaba su vigésimo tercer medalla de oro en la que fue su última prueba individual en unos Juegos Olímpicos.
Pero Schooling, que ya había advertido de sus intenciones tras marcar el mejor tiempo tanto en las series como en las semifinales, no estaba dispuesto a rendirse sin pelear ante la leyenda viva que es ya Michael Phelps.
De hecho, Schooling, al que entrena el medallista español Sergi López, ya aventajaba en 52 centésimas al paso por los primeros 50 metros al nadador estadounidense.
Una diferencia que Phelps no sólo no pudo recortar en el último largo, sino que vio como crecía y crecía hasta llegar a las 75 centésimas por las que finalmente Joseph Schooling, que estableció un nuevo récord olímpico con un tiempo de 50.39, se impuso finalmente al estadounidense.
La misma distancia a la que llegaron el sudafricano Chad Le Clos y el húngaro Laszlo Cesh, que compartieron la plata con Michael Phelps, tras firmar los tres un idéntico crono de 51.14 segundos.
Igualmente sorprendente fue la derrota de la húngara Katinka Hosszu, que se quedó sin poder completar el póquer de oros que buscaba en Río, tras tener que conformarse con la medalla de plata en la final de los 200 espalda al verse superada por la estadounidense Maya Dirado.
Hosszu, que hasta ahora contaba por oros sus presencias en la piscina del estadio acuático, se vio sorprendida por el excepcional último largo protagonizado por la norteamericana, que logró adelantar a la magiar tras una emocionante remontada.
Unos frenéticos últimos 50 metros en los que Maya Dirado fue recortando brazada a brazada la desventaja de 38 centésimas con la que afrontó el largo final hasta tocar la pared con un tiempo de 2:05.99 por delante de Hosszu, que debió conformarse con la plata por sólo 6 centésimas.
Quien no dio pie a la sorpresa fue Katie Ledecky. La estadounidense se consagró como la reina de la natación de los Juegos de Río, tras colgarse su quinta medalla, la cuarta de oro, al imponerse en la final de los 800 libre con un nuevo récord mundial.
Ledecky, que firmó un tiempo de 8:04.79, rebajó en 1.89 segundos la plusmarca que ella misma poseía con un tiempo 8:06.68 desde el pasado mes de enero.
Marca que permitió a la norteamericana aventajar en 11.38 segundos a la británica Jazz Carlin, que se colgó la medalla de plata tras un emocionante duelo con la húngara Boglarka Kapas, que se resolvió a favor de la británica por sólo 20 centésimas.
Un triunfo que permitió además a la norteamericana emular en Río la gesta protagonizada por una de las grandes leyendas de la natación mundial, su compatriota Debbie Meyer en los Juegos Olímpicos de México 1968, tras colgarse el oro en los 200, 400 y 800 libre.
Completó la jornada de sorpresas el veterano estadounidense Anthony Ervin, que a sus 35 años, repitió en Río el título de campeón olímpico de los 50 libre que ya logró en los Juegos Olímpicos de Sydney 2000.
Ervin sumó su segundo entorchado en la ciudad carioca al batir a Florent Manaudou (21.41) y a su compatriota Nathan Adrian (21.49), quienes debieron conformarse con la plata y el bronce, respectivamente.
EFE